Que le corten la cabeza

Otra de las tardes que me rompí en pedazos no fue hace muchas. 

Cuando dicen que las chicas tenemos un sexto sentido, es verdad. 

Si él estaba distante podría imaginarme lo peor, así que me levanté, 

inspiré muy hondo y me puse esa coraza. 

A veces pienso que no debería de habérmela quitado nunca, 

son tan difíciles de poner…

Allí estaba yo, releyendo cada una de sus palabras 

mientras la música de fondo susurraba 

“Rodeado de equipajes que se pierden en el viaje y ahora sólo.. queda recordar”  

Quizás no fue casualidad y eso es lo que iba a pasar. 

Y ahí estaba yo, más distante que nunca saboreando 

el amargo momento y con ganas de mandarle a paseo. 

Pero no, el paseo me lo di yo. Y en mitad del mismo, le vi.

Y volví a releer de sus labios las mismas palabras 

que había dicho siempre. Nada había cambiado. 

Y aún con la coraza a cuestas, me sentí como la heroína que 

de un día para otro vuelve a ser quien era (sin cambiarme en cabinas de teléfono) 

solo que sin ganar nada, simplemente manteniendo lo que tenía.