agosto 25, 2012

Ya son las 7 a.m y allí no queda nadie.

Sólo la gente que grita mientras agita sus brazos, mientras rozan sus labios, mientras acortan los lazos...
El primer autobús está a punto de salir y lleno de gente, vuelvo a mirar, pero siguen sin aparecer.
Podría volver sola al lugar que más echaba de menos en ese momento, mi casa.
Traté de entender la situación, de buscar explicación, de hacer que la entendieran, traté de ser respetuosa mientras las odiaba.
Todo podía conmigo y la ira a rebosar. Ni acabar teniendo un sitio en el autobús me pudo tranquilizar.

Es la hora de volver.
Y en ese momento los hechos demuestran, os dejan por debajo de lo que habéis sido.
Y llega el día en el que acabas pasando de todo para acabar pensando más en ti.
Y cuanto más lo intentas, más se acercan.

Creo que acabo de llegar a casa y a pesar de estar sola, aquí no hay tanto vacío.

2 comentarios:

  1. Anónimo10:39

    Es lo que tienen los hogares: el calor...

    La Esperada.

    ResponderEliminar
  2. Como en casa en ningún sitio... :-)

    ResponderEliminar