Un día volviendo en el tren pensé en juntar los títulos de algunas canciones de uno de mis grupos favoritos y componer...
"Quizás era por mi aspecto, serena, conforme, pausada. Yo, Ana. Siempre me señalaban pidiendo que viviera esta puta vida, que soñara con lo que aún no tenía y deseaba, que lo reflejase en mis ojos, en mis venas, en mi alma. Que gritase en voz bajita y susurrase en voz alta, que me quebrase por dentro, que dejase de ser hermética, que arriesgara. Que saliese de día y volviese de noche, contando estrellas, ardiendo como las fugaces, esperando cometas que me llevasen lejos, como a otro planeta, el mío propio, donde yo fuese la emperatriz. Un lugar donde me canten tu saeta en vez de nanas para dormir cuando no estés. Y que de repente nos veamos por última vez y que el encuentro sea como esa ola de calor insoportable de ese agosto tan a gusto, esa que nos dejó secos y sin saber dónde ir. Quiero mojarme contigo, coger un par de litros y saltar hogueras en nuestra playa, esas en las que pides deseos y esperas que ese mismo fuego te vacíe y reconforte, te despoje de las dudas infinitas y te haga ser más visceral que nunca. Os juro que tengo miedo. Ese mundo no está hecho para mí, ni nosotros estamos hechos para nosotros. Yo soy demasiado viento y tú eres niebla. A veces no consigo verte, te pienso en difuminado y te siento en blanco y negro y no, joder, quiero más tonos, muchos y distintos. Que esto vaya cogiendo una forma, que se vuelva tecnicolor. Que quiero subir y bajar mientras suenan canciones de guerra en la habitación y los vecinos se esconden asustados y se vuelven locos creyendo que les atacan. Pero siempre me sacas a bailar en el baile de los muertos y hay demasiada vida por delante. Siempre me señalaban para que viviese esta puta vida y lo estoy haciendo. Porque no hay nada que llene más que escaparnos a Granada y sonreír bien fuerte por el paseo de los tristes, ahora que lo nuestro es tan eléctrico..."
"Quizás era por mi aspecto, serena, conforme, pausada. Yo, Ana. Siempre me señalaban pidiendo que viviera esta puta vida, que soñara con lo que aún no tenía y deseaba, que lo reflejase en mis ojos, en mis venas, en mi alma. Que gritase en voz bajita y susurrase en voz alta, que me quebrase por dentro, que dejase de ser hermética, que arriesgara. Que saliese de día y volviese de noche, contando estrellas, ardiendo como las fugaces, esperando cometas que me llevasen lejos, como a otro planeta, el mío propio, donde yo fuese la emperatriz. Un lugar donde me canten tu saeta en vez de nanas para dormir cuando no estés. Y que de repente nos veamos por última vez y que el encuentro sea como esa ola de calor insoportable de ese agosto tan a gusto, esa que nos dejó secos y sin saber dónde ir. Quiero mojarme contigo, coger un par de litros y saltar hogueras en nuestra playa, esas en las que pides deseos y esperas que ese mismo fuego te vacíe y reconforte, te despoje de las dudas infinitas y te haga ser más visceral que nunca. Os juro que tengo miedo. Ese mundo no está hecho para mí, ni nosotros estamos hechos para nosotros. Yo soy demasiado viento y tú eres niebla. A veces no consigo verte, te pienso en difuminado y te siento en blanco y negro y no, joder, quiero más tonos, muchos y distintos. Que esto vaya cogiendo una forma, que se vuelva tecnicolor. Que quiero subir y bajar mientras suenan canciones de guerra en la habitación y los vecinos se esconden asustados y se vuelven locos creyendo que les atacan. Pero siempre me sacas a bailar en el baile de los muertos y hay demasiada vida por delante. Siempre me señalaban para que viviese esta puta vida y lo estoy haciendo. Porque no hay nada que llene más que escaparnos a Granada y sonreír bien fuerte por el paseo de los tristes, ahora que lo nuestro es tan eléctrico..."
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