septiembre 04, 2012

El encuentro que fue reencuentro.

Cuando te crees tan capaz de acercarte a los sueños que tienes intencionadamente, que de repente, te ves ahí, formando parte de ellos. O ellos formando parte de ti.

Todo un verano buscando ese rato.
Llegué a recorrer Gran Vía aquel sábado por la tarde, mirando los números hasta llegar al mítico lugar, donde una vez que entré, no quería salir.
Mira que esperaba tu llegada, pero apareciste de la nada y me pillaste mirando al suelo.
Eras como una especie de super héroe, sin nada que hiciese adivinar que lo eras.
No todo el mundo que estaba allí pudo verlo.
No eres de llevar capas, eres más de invitar a copas.

Y después de tenerte tan cerca, delante y luego al lado, volvimos a casa pisando el asfalto, mientras miraba al frente, preguntándome cuánto había de real.
Yo seguía atrapada en un pequeño submundo de sensaciones extrañas, no sólo por ir escuchando a uno de mis grupos favoritos que casualmente sonaba (coincidencia musical), sino por ser tu copilota en el día uno.

Octubre suena lejos, pero tan bien...


 

2 comentarios:

  1. En estas indefinidas mañanas de domingo resulta tan sumamente gratificante resguardarse entre tus palabras. No dejes de escribir.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En este tiempo indefinido que llevaba sin escribir, resulta más gratificante que alguien te diga algo así. Muchas gracias!!!!

      Eliminar